La nube negra es como el rulo: siempre vuelve

lunes, 27 de septiembre de 2010

Un millón de amigos.

No opino igual que Roberto Carlos, yo no quiero tener un millón de amigos, yo tan solo quiero tener algunos pocos, pero que esos pocos sean de verdad. Viví toda la vida creyendo estar rodeada de amigos, me comí el cuentito de popularidad y en verdad pensé que toda la gente que venía conociendo gracias a mi simpatía iba a durar para siempre. Me equivoqué, y ahora que la realidad me toca la espalda puedo sentir la estupidez de ese pensamiento. Antes prefería tener "amigos" por todos lados. Iba al gimnasio, me hacia un amigo. Iba al boliche conocía a diez amigos. En la escuela era amiga de todos ¡que ilusa!, ¡esos no eran mis amigos!, pude darme cuenta de eso cuando realmente los necesité. Me estaba/estoy ahogando, quise tirar unos manotazos y al lado mio ya no quedaba nadie. El tiempo y las circunstancias me enseñaron a diferenciar a los amigos de los conocidos, y la vida me enseño una frase que recién ahora puedo comprender: No hay amigos falsos, hay falsos que se la dan de amigos.
Yo ya no quiero tener un millón de conocidos, prefiero tener AMIGOS.

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