La nube negra es como el rulo: siempre vuelve

domingo, 19 de septiembre de 2010

Trastorno de personalidad

Los trastornos de la personalidad se caracterizan por patrones de percepción, reacción y relación que son relativamente fijos, inflexibles y socialmente desadaptados, incluyendo una variedad de situaciones.
Cada persona tiene modos característicos de percepción y de relación con las otras personas y situaciones (rasgos personales). Osea, toda la gente tiende a enfrentar a las situaciones estresantes con un estilo individual y repetitivo. Por ejemplo, algunas personas tienden a responder a una situación problemática buscando la ayuda de otros. Otras siempre piensan que pueden manejar los problemas por sí mismas. Algunas minimizan los problemas, otras los exageran.
Aunque la gente suele responder del mismo modo ante una situación difícil, la mayoría de las personas son propensas a intentar otro camino si la primera respuesta no es eficaz. Sin embargo, las personas con trastornos de personalidad son tan rígidas que no se pueden adaptar a la realidad, lo que debilita su capacidad operacional. Sus patrones desadaptados de pensamiento y comportamiento se evidencian alpcomienzo de la edad adulta, con frecuencia antes, y suelen durar toda la vida. Son propensas a tener problemas en sus relaciones sociales y personales y en el trabajo.
Las personas con trastornos de la personalidad por lo general no son conscientes de que su comportamiento o sus patrones de pensamiento son inapropiados; al contrario, a menudo creen que sus patrones son normales y correctos. Con frecuencia, familiares o asistentes sociales los envían a recibir ayuda psiquiátrica porque su comportamiento inapropiado causa dificultades a los demás. En cambio, la gente con trastornos por ansiedad se causa problemas a sí misma pero no a los demás. Cuando las personas con trastornos de personalidad buscan ayuda por sí mismas (frecuentemente, a causa de frustraciones), tienden a creerse que sus problemas están causados por otros o por una situación particularmente dificultosa.
Los trastornos de personalidad incluyen los siguientes tipos: paranoide, esquizoide, esquizotípico, histriónico, narcisista, antisocial, límite, evitador, dependiente y obsesivo-compulsivo. El trastorno de identidad disociativo, anteriormente llamado trastorno de personalidad múltiple, es un trastorno totalmente diferente.

Trastorno de personalidad paranoide

Las personas con personalidad paranoide proyectan su propio conflicto y hostilidad hacia los otros. En general son frías y distantes. Encuentran intenciones hostiles y malévolas detrás de actos triviales, inocentes o incluso positivos y reaccionan con suspicacia a los cambios. Frecuentemente, las suspicacias conducen a conductas agresivas o al rechazo por parte de los demás (justificando asi sus sentimientos originales).
Los que tienen trastorno de personalidad paranoide a menudo intentan acciones legales contra otros, sobre todo si se sienten indignados y con razón. No son capaces de ver su propio papel dentro del conflicto. Aunque suelen trabajar en relativo aislamiento, pueden ser eficientes y concienzudos.
A veces las personas que ya se sienten marginadas a causa de un defecto o una minusvalía (como sordera) son más prospensos a desarrollar una personalidad paranoide.

Trastorno de la personalidad esquizoide


Las personas con trastorno de personalidad esquizoide son introvertidas, ausentes y solitarias. Parecen frías y distantes. Con frecuencia están absortas en sus propios pensamientos y sentimientos y temen la aproximación y la intimidad con otras personas. Poco habladoras, sueñan despiertas y prefieren la especulación teórica a la acción. La fantasía es un modo frecuente de enfrentarse a la realidad.

Trastorno de personalidad límite
Las personas con una personalidad límite, mayormente mujeres, son inestables en la percepción de su propia imagen, en su humor, en su comportamiento y en sus relaciones personales (a menudo tormentosas e intensas). La personalidad límite se hace evidente al principio de la edad adulta pero disminuye con la edad. Estas personas han sido a menudo privadas de los cuidados necesarios durante la niñez. Consecuentemente se sienten vacías, furiosas y merecedoras de cuidados.
Cuando las personas con una trastorno de personalidad límite se sienten cuidadas, se muestran solitarias y desvalidas, frecuentemente necesitando ayuda por su depresión, el abuso de sustancias tóxicas, las alteraciones del apetito y el maltrato recibido en el pasado. Sin embargo, cuando temen el abandono de la persona que las cuida, su humor cambia de modo radical. Con frecuencia muestran una cólera inapropiada e intensa, acompañada por cambios extremos en su visión del mundo, de sí mismas y de otras (cambiando del negro al blanco, del amor al odio o viceversa pero nunca a una posición neutra). Si se sienten abandonadas y solas pueden llegar a preguntarse si realmente existen (esto es, no se sienten reales). Pueden devenir desesperadamente impulsivas, implicándose en una promiscuidad o en un abuso de sustancias tóxicas. A veces pierden de tal modo el contacto con la realidad que tienen episodios breves de pensamiento psicótico, paranoia y alucinaciones.
Estas personas son vistas a menudo por los médicos de atención primaria; tienden a visitar con frecuencia al médico por crisis repetidas o quejas difusas pero no cumplen con las recomendaciones del tratamiento. Este trastorno es también el más frecuentemente tratado por los psiquiatras, porque las personas que lo presentan buscan incesantemente a alguien que cuide de ellas.

Trastorno de personalidad evitadora


La gente con una personalidad evitadora es muy sensible al rechazo y teme comenzar relaciones o alguna cosa nueva por la posibilidad de rechazo o de decepción. Estas personas tienen un fuerte deseo de recibir afecto y de ser aceptadas. Sufren mucho por su aislamiento y su falta de habilidad para relacionarse cómodamente con los demas. Al contrario de aquellas con una personalidad límite, las personas con un trastorno de personalidad evitadora no responden con cólera al rechazo; en lugar de eso, se presentan tímidas y retraídas. El trastorno de personalidad evitadora se parece mucho a la fobia social.

 


 

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